martes, 14 de febrero de 2017

EL SIGLO DE LAS LUCES (XVIII) EL DESARROLLO DEL ESPÍRITU CRÍTICO: LA ILUSTRACIÓN. LA ENCICLOPEDIA. LA PROSA ILUSTRADA


1. El desarrollo del espíritu crítico: la Ilustración.

La Ilustración o Siglo de las Luces es un movimiento ideológico y cultural basado en la razón  como forma de conocimiento. Se origina en Francia  y se desarrolla en Europa durante el siglo XVIII. Históricamente, el siglo XVIII queda encuadrado en Europa por la guerra de Sucesión española y la Revolución francesa (1789).

Entre las características de la Ilustración, destacan:

·        El desarrollo del espíritu crítico con el que se empiezan a cuestionar las creencias establecidas en todos los aspectos del pensamiento. Ello implica la revisión de las ideas tradicionales y el comienzo del pensamiento moderno. El espíritu ilustrado fomenta el ideal del hombre cultivado capaz de ejercer su espíritu crítico como librepensador. De acuerdo con Kant, la Ilustración persigue liberar al hombre para que pueda usar su inteligencia y su razón por sí mismo, sin la guía de otros. El lema kantiano será “sapere aude” (atrévete a saber).

·        Racionalismo. Aparece, pues, la influencia del racionalismo, que afirma que la razón y la experimentación son las únicas  únicas fuentes de fuente del conocimiento. El Racionalismo propicia:

-        La  difusión de nuevas doctrinas religiosas como el ateísmo (o negación de la divinidad) o el deísmo (admite la existencia de un ser superior, que creó el universo y le dio un orden racional, pero sin aceptar ninguna religión en particular). En todas ellas se defiende la libertad de conciencia y se critica la intolerancia religiosa.

-        El avance científico, el cual  se logra en buena parte gracias al nacimiento de academias y sociedades. En física, química y matemáticas hubo decisivos avances gracias a las contribuciones de figuras como Newton o Lavoisier.

·        Importancia de la educación. La educación ha de contribuir a liberar a la gente de la ignorancia y de la superstición; y es fundamental para que el ser humano pueda alcanzar la felicidad.

·        Visión optimista de la vida. Ello llevará a defender valores como la tolerancia, la fraternidad y la igualdad entre los hombres.

·        Reformismo y despotismo ilustrado. En el siglo XVIII, algunos países europeos adoptan la monarquía absoluta como forma de gobierno. Desean llevar a cabo reformas en diversos ámbitos (industria, agricultura, comercio, educación, obras públicas, etc.) que mejoren la vida de sus súbditos, pero sin contar con ellos. Es el despotismo ilustrado, cuyo lema es “todo para el pueblo pero sin el pueblo”.




    2. La Enciclopedia.

La Enciclopedia o Diccionario razonado de las ciencias, las artes y los oficios (1751-1780) fue un ambicioso proyecto editorial dirigido por Diderot y D’Alembert. Considerada una de las más grandes obras del siglo XVIII, no sólo por ser la primera enciclopedia francesa, sino también por contener la síntesis de los principales conocimientos de la época, en un esfuerzo editorial considerable para su tiempo.

La elaboración de sus 35 volúmenes se prolongó desde 1751 (fecha en la que se publica el primer volumen) a 1780.  

En sus más de sesenta mil artículos de todas las ramas del saber (ciencia, filosofía, religión, historia, arte…) se pretendía ofrecer un compendio del conocimiento humano, desde el convencimiento de que la difusión de la cultura contribuye al progreso moral y a la felicidad de los individuos y las sociedades. Está animada por el espíritu liberal y tolerante, que se corresponde con el ideario ilustrado. Así, en sus páginas se condensan el absolutismo, el fanatismo religioso, la esclavitud o los privilegios de la nobleza. Los partidarios del Antiguo Régimen (la jerarquía eclesiástica, órdenes como la de los jesuitas, la aristocracia…) trataron por ello de evitar su publicación.

En su elaboración participaron unos 160 colaboradores, entre ellos los principales intelectuales de la época conocidos como “los enciclopedistas”: Diderot, D’Alembert, Montesquieu, Voltaire, Rousseau….


3. La prosa ilustrada.

(Introducción: La Ilustración o Siglo de las Luces es un movimiento ideológico y cultural basado en la razón  como forma de conocimiento. Se origina en Francia  y se desarrolla en Europa durante el siglo XVIII.)

El movimiento artístico y literario característico del siglo XVIII es el Neoclasicismo, que convive con el Rococó y el Prerromanticismo. Frente a los excesos del Barroco, se impone ahora una vuelta al mundo clásico, a la norma, a lo útil y al buen gusto. La literatura ha de tener un fin didáctico y servir para difundir las ideas del momento.

En la prosa del siglo XVIII, además de la novela, destaca la prosa ilustrada. Esta última trata de transmitir en forma ensayística las nuevas ideas de la Ilustración que serán difundidas por los principales “ enciclopedistas": Diderot, D'Alambert, Montesquieu, Voltaire, Rousseau.

DIDEROT. Además de ser el máximo responsable de la Enciclopedia destaca su obra Pensamientos filosóficos, donde adopta el escepticismo como sistema. Para Diderot, las dudas de la razón, incluso en materia de religión, son beneficiosas. El escepticismo más radical es el único método al que puede atenerse la razón. Diderot entiende que la educación eleva la dignidad del hombre. Aboga, así, por un sistema de educación pública dirigido por el Estado.

·        D’ALEMBERT: Publica en 1751 el prólogo  (“Discurso preliminar”) de la Enciclopedia francesa, donde se explica la concepción de la obra y se exponen las ideas predominantes del siglo XVIII. El “Discurso preliminar”, una auténtica declaración de principios de la Ilustración,  ha tenido su propia vida y ha sido publicado como texto independiente en varias ocasiones. En este prólogo se manifiesta deísta y señala que la vida moral de la humanidad no depende en absoluto de la religión. Cree que la ciencia debe atenerse a la consideración de los hechos y renunciar a la esencia metafísica de las cosas. Además,  D’Alembert  es el autor de los artículos matemáticos contenidos en la Enciclopedia.


         MONTESQUIEU: Escribe El espíritu de las leyes, en la que se muestra partidario de la división de poderes: ejecutivo (gobierno), legislativo (parlamento) y judicial (tribunales), para evitar acumulaciones que lleven al despotismo. Compuso también Cartas persas, que tratan del intercambio de cartas que mantienen dos persas residentes en París y los familiares que viven en su tierra de origen. Mediante ellas, el autor critica las costumbres, instituciones y creencias de la sociedad francesa.


·        VOLTAIRE: Destaca su Diccionario filosófico, en el que trata cuestiones religiosas y morales. También escribe unas Cartas filosóficas en las que defiende la tolerancia religiosa. Voltaire critica los principios religiosos de su tiempo y defiende el progreso de la humanidad desde una postura racionalista. Compone también Cándido, obra en la que a través de la narración del viaje del protagonista se destaca la imposibilidad del optimismo humanista. Voltaire afirma que “Hay que cultivar nuestro jardín”; con esto se refiere a que el mundo tal cual es nunca cambiará, y que es imposible cambiarlo. No obstante, si nos preocupamos de lo que nos rodea más íntimamente, podemos hacer por lo menos nuestra vida más prospera.


·        ROUSSEAU: Destaca su  Emilio, que es una obra de carácter pedagógico sobre la educación. Rousseau cree que hay que rebelarse contra la nefasta influencia que la sociedad ejerce en el desarrollo del hombre. Él creía en la bondad innata del ser humano y señala cómo el individuo puede conservar su bondad natural, mientras participa de una sociedad inevitablemente corrupta. De ahí que sea necesario volver al sentimiento natural, a una educación que tenga su maestra en la naturaleza misma. Así ocurre en la obra, donde un tutor, el propio Rousseau, va educando a un niño huérfano, Emilio, desde su infancia hasta el matrimonio. También escribe El contrato social, un tratado político donde formula el concepto de pacto social. El nuevo contrato social es un pacto de la comunidad con el individuo y del individuo con la comunidad, desde el que se genera una "voluntad general". La soberanía ha de emanar de la voluntad general. Señala así que toda ley que el pueblo no ratifica, es nula y no es ley. Escribe también Julia, una novela epistolar en la que se narra cómo la protagonista Julia se enamora de su preceptor, pero es obligada a casarse con otro hombre. Los sentimientos de los personajes se muestran por encima de los prejuicios sociales, lo que anticipa el Romanticismo; pues no olvidemos que a lo largo del siglo XVIII conviven diferentes corrientes: Postbarroco, Neoclasicismo y Prerromanticismo














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